Popular Posts

Total Pageviews

Search This Blog

Pages

Wednesday, October 22, 2008

Valor para enfrentar los problemas

En la vida siempre nos vamos a encontrar con problemas. Muchas veces éstos problemas nos parecen inmensos e imposibles de resolver. Otras veces, los problemas nos causan risa y muchas veces más nos preocuparemos por unos instantes, para luego olvidarnos de los mismos.
Sin embargo, por muy pequeño que sea, lo correcto, es enfrentarlo... nunca jamás, sacarle la vuelta. Te quiero mucho y he aprendido a vivir aceptándote tal cual eres. Lo que todavía no puedo aceptar, es tu cobardía para enfrentar los problemas. Especialmente aquellos que se generaron gracias a tu directa intervención.
Hubiera sido tan fácil levantar el teléfono y enfrentarlo. Hubiera sido tan fácil, mandarle un email. Optaste por darle la vuelta al problema, creyéndote tú mismo tu propia mentira, porque según tu, yo ya había resuelto el problema.
¿Cómo es posible que me hayas fallado tanto? ¡Que me hayas puesto como escudo, para que yo tomara el teléfono y le explicara a mi hermano, lo que estábamos pasando! ¡Que te hayas escudado en mis faldas para que según tu, yo arreglara el asunto, porque al fin se trataba de mi hermano!
Me siento avergonzada por tus acciones. Me siento desprotegida, porque se supone que tu eres quien tiene que dar la cara por mi. Solo cuando te conviene, te sale lo macho. Pero cuando no quieres, entonces si aceptas que sea yo quien resuelva los problemas.
¡Mi decepción es tan grande que sinceramente ya no tengo fuerzas para seguir luchando! No se que va a pasar mañana.. lo que si se, es que cada día se abre un abismo más grande y más profundo entre los dos.
!Cómo me hubiera gustado que hubieras tenido el valor de enfrentar los problemas!
Lo siento mucho por ti, porque delante de mis ojos, has perdido el poco respeto que te tenía. Ahora tengo que recomenzar a encontrarme a mi misma y tomar las riendas de mi destino.

Saturday, October 4, 2008

En un instante


En un instante se me vino el mundo abajo. De pronto no te encontré más...


Nada supe de ti por muchas horas...




¡Dios que angustia!


Primero sentí rabia porque no llegaste.


Después preocupación por no verte.




Mi hijos, nuestros hijos, ¿Qué les voy a decir cuando me pregunten en dónde estas?




Después de muchas horas, sonó el teléfono... Sobresaltada y temerosa, sin dejar de rogarle a Dios, presurosa contesté.. Del otro lado de la línea una voz masculina con ritmo pausado y tranquilo, trataba de darme información sobre ti... Lo interrumpí muchas veces...




¿Pero está bién verdad? ¿Ya se tomó su medicina? ¿Ya comió? ¿Puedo hablar con él?




Después el silencio total...




Me puse a pensar en todos los momentos vividos durante los últimos años.

Un montón de mentiras.... una tras otra.... de pronto me había dado cuenta que había estado viviendo con un perfecto extraño..




¿Y ahora? ¿Qué tengo que hacer? ¿Vendo mis muebles, mi casa, sus pertenencias?


¿Y a mis hijos que les digo? ¿Cómo van a reaccionar ante tu inesperada ausencia?




Ya han comenzado a preguntar por ti... "'¿Y papá, cuándo viene?


Les he dicho que estas de viaje. Que no sabemos cuando regresaras...



Mis amigos están conmigo.

Aquellos pocos amigos sinceros de verdad, que en cuanto les llamé para decirles que no habías llegado a dormir, dejaron de hacer sus cosas para correr a mi lado... Siguen al pendiente de mi. Dándome su apoyo para lo que yo decida hacer con mi vida y con la de mis hijos.




Tengo mucha rabia contra ti... ¿Por qué me mentiste? ¿No te fue suficiente todo el amor, entrega, cariño que te di?



De todo ésto aprendí que nunca conocemos a nuestra pareja...

De todo ésto aprendí que mi amor por ti, ya había muerto desde hacía mucho tiempo.


De todo ésto aprendí que lo que me estaba pasando, era la pauta que necesitaba para quitarme la venda del rostro y verte tal cual eras.


De todo ésto aprendí que nunca me mereciste... que yo no merecía vivir lo vivido.


De todo ésto aprendí que existen verdaderos amigos que te dan todo lo que tienen por estar contigo.


De todo ésto aprendí que la vida se derrumba en...


¡un instante!